Huerfanito

por **francisca** Miér Jul 24, 2013 5:15 pm

En una cajita
una mañana la trajo.

La juventud doctorada de mi hijo
amanecía tras su sonrisa.
Era una cuycita blanca
de mirada repentina y asustadiza.

A los días, la cuycita,
de pelaje suave,
alumbró tres cuycitos adorables.
En el reino del silencio
de paredes blancas,
fueron la alegría de nuestra casa solitaria.

Nos alegraban
sus chillidos a la hora del almuerzo
y en la cena,
avisando que les diésemos
algunos choclos y tubérculos
que mascaban mirando nerviosamente
ante nuestras miradas risueñas.

Eran pequeñitos;
uno blanquito como la madre,
otro cremita
y el tercero marroncito
a quien por tenerlo que separar del resto,
por el “experimento”,
lo llamamos: Huerfanito.

Cada día nos acercábamos a contemplarlos;
la madre con sus dos crías
y “Huerfanito”
que, solo en una caja,
había aprendido a voltear
cuando lo llamaba:

-¡eh, “Huerfanito…”!

y sus ojitos pequeños y curiosos
se posaban en mi
con un poquito más de confianza
gracias a las tantas caricias que le di.

Esta noche ha venido mi hijo
con dos amigos,
más la novia de uno de ellos;
se han puesto su mandil de médicos
y han empezado a realizar su “experimento”.

Estaban callados. En silencio.

De casualidad entré en la cocina.
Estaban los dos amigos de mi hijo
frente a un balde de agua;
hundiendo con la punta de unos palos
a los cuycitos, a la mamá
y a “Huerfanito”...

(¡¡DOLOR!!)

La mirada que antes me mirara
temiendo siempre lo peor,
ahora lucía estática y vidriada
confirmando bajo el agua
lo que había sido su gran terror.

En sus ojitos inmóviles
se eternizó el pavor
mirando la única posibilidad de aire
¡tan cerca!
y negada para siempre
por un mal dios.

Ahora,
un “¡¡POR QUÉ!!”
me apuñala infinitas veces
el alma
y recordando su mirada...
se desangra el corazón...!