SONATINA.-

por **luis perez** Sáb Ene 23, 2016 4:10 am

Se cuenta que una vez nació un niño muy pobre
que batiéndose mucho para comer el cobre
con los codos curtidos de aquel lugar salió.
Ni más ni menos cierto como tantos chiquillos
afilados tenía siempre yo los cuchillos
que el aprender a usarlos la vida me salvó.

A recordar me lleva el lugar a Macondo
de cuyas cicatrices como puedo respondo,
sin saber hasta donde me pudieran llevar.
Porque por todas partes mucha miseria había,
y aunque nunca faltaba humor y algarabía
bastantes son las deudas que aún debo saldar.

Y por arte de magia a solas fui creciendo
sin escandalizar a nadie con mi estruendo,
al practicar de boca la sana discreción,
y muchas gracias doy a la Naturaleza
que también me dotó de humor y de destreza
para no perder mudo el juicio y la razón.

Luego a funcionar puse a tope mis instintos
que pareciendo jóvenes, sanos y variopintos
certeros acertaban donde meter el pie,
porque el hambre agudiza el ingenio y la vista
de cualquier ser humano hasta hacerle un artista,
siendo así como pronto hecho un lince acabé.

Y a currar como un burro me dispuse sin queja
sabiendo de antemanos que cuando el sol se aleja
alguna recompensa tocaba recibir
en forma de sabroso y oportuno descanso,
como entender se puede , hacer también el ganso
que aún tiempos peores estaban por venir.

Y una vez que maté con sudores el hambre
cuantiosos equilibrios hice sobre el alambre
por no caer de bruces contra ninguna red,
que difíciles eran y empinadas las rampas
en las cuales había infinidad de trampas
a propósito puestas para el muerto de sed.

Así con experiencia luego viví del cuento
cuando ya de memoria aprendí el argumento
por el cual veterano debía retozar,
que currar demasiado estropea la mente
y lo sabe muy bien quien palma de repente
sin poder de la vida a tope disfrutar.

Ahora jubilado quiero vivir tranquilo
pasando como puedo de todo el mundo un kilo
deseando por fin poder vivir feliz,
que más de media vida he vivido amargado
jugándome el pellejo como cualquier pringado
por no saber a tiempo marear la perdiz.-

Luis Pérez.-