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PLEGARIA DE ORO
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PLEGARIA DE ORO
PLEGARIA DE ORO
Posiblemente la creencia en la
reencarnación comenzó, al desear aplicar al ser humano el curso que
se observa en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Así mismo
las estaciones del año, el follaje de los árboles, las flores y tantas otras
cosas en la naturaleza tienen un ciclo. Así se piensa que el ser humano
muere pero regresa otra vez en otro cuerpo.
Reencarnar significa “volver a encarnar”. Desde muy antiguo en general se creyó
que la reencarnación es el proceso según el cual el alma, después de la
muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida
mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas
encarnaciones. Así se afirma que un ser humano, podría volver a vivir en
la tierra naciendo como una nueva persona. Además está la creencia reencarnacionista
llamada “metempsicosis”, que enseña que los grandes pecadores se pueden
llegar a reencarnarse en una planta o en un animal. Para mí,
la reencarnación es también fruto del deseo humano de darle explicación a las
diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existe entre seres
humanos. Según la doctrina de la reencarnación estas diferencias serían culpa o
mérito por el comportamiento en vidas anteriores. Por lo tanto se le culpa a
los pobres, los enfermos y los desdichados por su condición desdichada y no se
hace nada por ellos porque están pagando su culpa. Esto no es aceptado por el
Cristianismo. Es más, es considerado una herejía..
El hombre no debe inventarse "respuestas" para la muerte, por el
contrario, el cristiano, debe considerar lo que dicen los Dogmas de la
Santa Madre Iglesia. Aunque cambia o muda de parecer cada doscientos años
más o menos...
En los pobres lo que no puede entender, afirmaba "San Antonio el
Grande, el célebre abad egipcio, que meditaba en el desierto”: ¿Por qué
algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable
vejez?. ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se
enriquecen y los justos pasan necesidad? Fue cuando oyó una
voz que le respondía: "Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso
pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo” De este hecho no
hay testigos.
La reencarnación está vinculada al concepto del "Karma” según el cual cada
uno paga por su mala o buena conducta en sus inmediatas reencarnaciones. El
alma de quien tenga un buen karma "emigrará" encarnándose en un ser
superior, quién tenga un mal karma encarnará como un ser inferior, por ejemplo
en una mosca, cerdo o una cucaracha. En las
sucesivas reencarnaciones el alma, dicen, podría evolucionar hacia la
perfección hasta convertirse en espíritu puro que no necesita más
reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad. Es una idea
muy interesante, convengan que los que
proponen la reencarnación creen que el alma es eterna pero no la persona.
El alma habita en un cuerpo y cuando éste se gasta se consigue otro. El alma no
es individual sino que forma parte de "Dios" o "Brama". El
objetivo en los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y
purificar el alma del mal hasta llegar a la "iluminación", lo cual le
hace posible quedar absorta en el "todo" el "alma
Universal". Conocerse como parte de ese "todo" es señal de
sabiduría.
Esta creencia en la
reencarnación comienza en la India en el siglo VII a. C. Eso
significa que no es tan antigua como la fe de los judíos o de los sumerios,
egipcios, persas y chinos. Ninguno de estos creía en la reencarnación y por eso
edificaron magníficas tumbas.
El Budismo apareció en la India, en
el siglo V a. C. y adoptó la creencia en la reencarnación. Mas tarde pasó a
Grecia y Roma. Algunas religiones también adoptaron esta explicación humana a
los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se
encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, los gurús indios,
los psíquicos y el movimiento de “new age”, con los cuales se han
importado muchas creencias orientales.
Sirva este
preludio para entrar en tema. Lo que me pasó ha ocurrido hace mucho tiempo, y
no me asusta que no crean en ello. Felicito a quienes crean en las ficciones
como resonancias de las almas.
Mi nombre es Amalia Cristina,
hija de Augusto III de Sajonia. Abandoné la corte para desposarme con Don Juan
Carlos de Borbón, rey de las dos Sicilias. Me destaqué por mi alegría y mi
permanente curiosidad y desde que tengo memoria, y es muy amplio el mundo de
mis recuerdos, me interesó el Arte en todas sus manifestaciones.
Tengo por costumbre mirar todo: objetos y muebles, en los jardines y las
amplias estancias de los palacios napolitanos. He descubierto estatuas y
esculturas, algunas halladas, casualmente antes de la erupción del Vesubio, y
otras encontradas en las excavaciones posteriores.
Me fascina la belleza de esos torsos, tan exultantes como perfectos.
Solicité a mi esposo que me trajeran más de esas esculturas. Y él accedió
y además me permitió ir a la zona donde el volcán había irrumpido con su lava
mortal. Había perdido a mi niño y con su bondad satisfacía todos mis caprichos.
Fue una odisea. Muchas dificultades, pero no me quejé nunca. Los obreros
perforaban galerías, hallaron grutas hasta que los picos chocaron como con una
campana. ¡Eran tres bellísimos fragmentos de caballos de bronce, de un
tamaño mayor que el natural!.Ante este descubrimiento todo se hizo con cuidado,
pocas veces estaba presente durante el trabajo más arduo y peligroso. Me
llamaron para apreciar tres esculturas de mármol: romanos con vestimenta y
toga, además de columnas pintadas. Se me permitió bajar a una gruta y descubrí
una escalera. Era de un teatro. Y donde existe tal signo de cultura, es porque
hay una ciudad. El escenario estaba repleto de estatuas. Sólo aquí se podían
acumular tantas esculturas porque la corriente de lava al avanzar, había
derrumbado la pared trasera del anfiteatro, cayendo sobre el escenario donde
quedaron de piedra por toda la eternidad.
De pronto vi una inscripción: HERCULANO. Los obreros despejaron los veinte
metros de lava y de piedrecillas, los lapilli, que caen conjuntamente con
la lava.
La vida y los tiempos se asemejan en cada momento, lo difícil fue dar el primer
paso, porque se pierde la perspectiva, suponiendo desde nuestra ignorancia que
el camino más largo es el más corto. Lo que sucedió después, se parece a
ese juego de los niños, “frío o caliente” para hallar un objeto determinado.
Cuando algún compañero de juego no es sincero, en lugar de decir “caliente “
cuando estamos cerca del objeto escondido, dice frío. Sin embargo, cuando
vi al niño dorado aferrado a una cadena que se perdía en la pared,
supe que era un esclavo y al preguntarme mis acompañantes si había algo,
dije.-“ No, no hay nada.” -Y traté de arrancar la cadena de la estatua del
pequeño que reconocí como a mi hijo perdido con todas mis fuerzas. Y la cadena
cedió. Hubo un ruido muy fuerte. Una viga me partió el cráneo y caí
abrazada al pequeño, este mi niño dorado...
Me encontraron muerta aferrada
al cuerpito de piedra que estaba reclinado en mi pecho. -
AMALIA LATEANO
Posiblemente la creencia en la
reencarnación comenzó, al desear aplicar al ser humano el curso que
se observa en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Así mismo
las estaciones del año, el follaje de los árboles, las flores y tantas otras
cosas en la naturaleza tienen un ciclo. Así se piensa que el ser humano
muere pero regresa otra vez en otro cuerpo.
Reencarnar significa “volver a encarnar”. Desde muy antiguo en general se creyó
que la reencarnación es el proceso según el cual el alma, después de la
muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida
mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas
encarnaciones. Así se afirma que un ser humano, podría volver a vivir en
la tierra naciendo como una nueva persona. Además está la creencia reencarnacionista
llamada “metempsicosis”, que enseña que los grandes pecadores se pueden
llegar a reencarnarse en una planta o en un animal. Para mí,
la reencarnación es también fruto del deseo humano de darle explicación a las
diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existe entre seres
humanos. Según la doctrina de la reencarnación estas diferencias serían culpa o
mérito por el comportamiento en vidas anteriores. Por lo tanto se le culpa a
los pobres, los enfermos y los desdichados por su condición desdichada y no se
hace nada por ellos porque están pagando su culpa. Esto no es aceptado por el
Cristianismo. Es más, es considerado una herejía..
El hombre no debe inventarse "respuestas" para la muerte, por el
contrario, el cristiano, debe considerar lo que dicen los Dogmas de la
Santa Madre Iglesia. Aunque cambia o muda de parecer cada doscientos años
más o menos...
En los pobres lo que no puede entender, afirmaba "San Antonio el
Grande, el célebre abad egipcio, que meditaba en el desierto”: ¿Por qué
algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable
vejez?. ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se
enriquecen y los justos pasan necesidad? Fue cuando oyó una
voz que le respondía: "Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso
pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo” De este hecho no
hay testigos.
La reencarnación está vinculada al concepto del "Karma” según el cual cada
uno paga por su mala o buena conducta en sus inmediatas reencarnaciones. El
alma de quien tenga un buen karma "emigrará" encarnándose en un ser
superior, quién tenga un mal karma encarnará como un ser inferior, por ejemplo
en una mosca, cerdo o una cucaracha. En las
sucesivas reencarnaciones el alma, dicen, podría evolucionar hacia la
perfección hasta convertirse en espíritu puro que no necesita más
reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad. Es una idea
muy interesante, convengan que los que
proponen la reencarnación creen que el alma es eterna pero no la persona.
El alma habita en un cuerpo y cuando éste se gasta se consigue otro. El alma no
es individual sino que forma parte de "Dios" o "Brama". El
objetivo en los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y
purificar el alma del mal hasta llegar a la "iluminación", lo cual le
hace posible quedar absorta en el "todo" el "alma
Universal". Conocerse como parte de ese "todo" es señal de
sabiduría.
Esta creencia en la
reencarnación comienza en la India en el siglo VII a. C. Eso
significa que no es tan antigua como la fe de los judíos o de los sumerios,
egipcios, persas y chinos. Ninguno de estos creía en la reencarnación y por eso
edificaron magníficas tumbas.
El Budismo apareció en la India, en
el siglo V a. C. y adoptó la creencia en la reencarnación. Mas tarde pasó a
Grecia y Roma. Algunas religiones también adoptaron esta explicación humana a
los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se
encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, los gurús indios,
los psíquicos y el movimiento de “new age”, con los cuales se han
importado muchas creencias orientales.
Sirva este
preludio para entrar en tema. Lo que me pasó ha ocurrido hace mucho tiempo, y
no me asusta que no crean en ello. Felicito a quienes crean en las ficciones
como resonancias de las almas.
Mi nombre es Amalia Cristina,
hija de Augusto III de Sajonia. Abandoné la corte para desposarme con Don Juan
Carlos de Borbón, rey de las dos Sicilias. Me destaqué por mi alegría y mi
permanente curiosidad y desde que tengo memoria, y es muy amplio el mundo de
mis recuerdos, me interesó el Arte en todas sus manifestaciones.
Tengo por costumbre mirar todo: objetos y muebles, en los jardines y las
amplias estancias de los palacios napolitanos. He descubierto estatuas y
esculturas, algunas halladas, casualmente antes de la erupción del Vesubio, y
otras encontradas en las excavaciones posteriores.
Me fascina la belleza de esos torsos, tan exultantes como perfectos.
Solicité a mi esposo que me trajeran más de esas esculturas. Y él accedió
y además me permitió ir a la zona donde el volcán había irrumpido con su lava
mortal. Había perdido a mi niño y con su bondad satisfacía todos mis caprichos.
Fue una odisea. Muchas dificultades, pero no me quejé nunca. Los obreros
perforaban galerías, hallaron grutas hasta que los picos chocaron como con una
campana. ¡Eran tres bellísimos fragmentos de caballos de bronce, de un
tamaño mayor que el natural!.Ante este descubrimiento todo se hizo con cuidado,
pocas veces estaba presente durante el trabajo más arduo y peligroso. Me
llamaron para apreciar tres esculturas de mármol: romanos con vestimenta y
toga, además de columnas pintadas. Se me permitió bajar a una gruta y descubrí
una escalera. Era de un teatro. Y donde existe tal signo de cultura, es porque
hay una ciudad. El escenario estaba repleto de estatuas. Sólo aquí se podían
acumular tantas esculturas porque la corriente de lava al avanzar, había
derrumbado la pared trasera del anfiteatro, cayendo sobre el escenario donde
quedaron de piedra por toda la eternidad.
De pronto vi una inscripción: HERCULANO. Los obreros despejaron los veinte
metros de lava y de piedrecillas, los lapilli, que caen conjuntamente con
la lava.
La vida y los tiempos se asemejan en cada momento, lo difícil fue dar el primer
paso, porque se pierde la perspectiva, suponiendo desde nuestra ignorancia que
el camino más largo es el más corto. Lo que sucedió después, se parece a
ese juego de los niños, “frío o caliente” para hallar un objeto determinado.
Cuando algún compañero de juego no es sincero, en lugar de decir “caliente “
cuando estamos cerca del objeto escondido, dice frío. Sin embargo, cuando
vi al niño dorado aferrado a una cadena que se perdía en la pared,
supe que era un esclavo y al preguntarme mis acompañantes si había algo,
dije.-“ No, no hay nada.” -Y traté de arrancar la cadena de la estatua del
pequeño que reconocí como a mi hijo perdido con todas mis fuerzas. Y la cadena
cedió. Hubo un ruido muy fuerte. Una viga me partió el cráneo y caí
abrazada al pequeño, este mi niño dorado...
Me encontraron muerta aferrada
al cuerpito de piedra que estaba reclinado en mi pecho. -
AMALIA LATEANO
Re: PLEGARIA DE ORO
Me has sorprendido con este cuento... La reencarnación!!! Qué tema!!
Un placer disfrutar de la buena lectura de tus cuentso.
Hace mucho que no leía nada tan maravilloso.
Un beso
Edurne
Un placer disfrutar de la buena lectura de tus cuentso.
Hace mucho que no leía nada tan maravilloso.
Un beso
Edurne
Edurne- Moderador
- Mensajes : 569
Fecha de inscripción : 04/08/2012
Edad : 44
Localización : Colon Entre Ríos
Re: PLEGARIA DE ORO
Edurne escribió:Me has sorprendido con este cuento... La reencarnación!!! Qué tema!!
Un placer disfrutar de la buena lectura de tus cuentso.
Hace mucho que no leía nada tan maravilloso.
Un beso
Edurne
EDURNE.
Hermana, gracias por todo.,Es motivo enriquece los golpes bajos, la pena,con versos para
vencer…
Irás poniendo terciopelos Subsumiendo sin ceder, En la vida, que es tan bella
Por el simple acontecer ....La existencia que bonita es continuo suceder….
BESITOS AGRADECIDOS
Amalia
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