EL PRIMER BESO -

CECILIA CODINA MASACHS escribió:

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EL PRIMER BESO  - ESTANCIA SPENSERIANA

            Me diste el primer beso sin querer 

                         Yo no lo sé, tal vez fuese queriendo,                  

          mas me hiciste feliz de merecer. 

               Lo acepté con sorpresa sí, sonriendo. 

 

                   En esa confusión te amé y entiendo,   

                 que solo era una niña con dos trenzas 

                  y un moño en mi cabeza, coincidiendo, 

                con hermosas horquillas y dos lienzas. 

                        Y los dos nos besamos, ajenos de vergüenzas.

 

Sor. Cecilia Codina Masachs

 

3-9 214

 
 

 Fue la estrofa creada por Edmund Spenser para “La Reina de las Hadas” (Faerie Queene). Consta de nueve versos de los cuales los ocho primeros son endecasílabos y el último alejandrino. Riman en consonante primero con tercero y segundo con cuarto, quinto y séptimo. El sexto con el octavo y el noveno: 11A–11B–11A–11B–11B–11C–11B–11C–14C.

La introdujo desde la métrica inglesa en el siglo XIX el poeta José María Blanco–White.

CECILIA CODINA MASACHS escribió:

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EL PRIMER BESO  - ESTANCIA SPENSERIANA

            Me diste el primer beso sin querer 

                 no lo sé, puede que fuese queriendo, 

(acento en 7° sílaba)

                 mas me hiciste feliz de merecer. 

               Lo acepté con sorpresa sí, sonriendo. 

 

                   En esa confusión te amé y entiendo,   

                 que solo era una niña con dos trenzas 

                  y un moño en mi cabeza, coincidiendo, 

                con hermosas horquillas y dos lienzas. 

                        Y los dos nos besamos, ajenos de vergüenzas.

 

Sor. Cecilia Codina Masachs

 

3-9 214

 
 

 Fue la estrofa creada por Edmund Spenser para “La Reina de las Hadas” (Faerie Queene). Consta de nueve versos de los cuales los ocho primeros son endecasílabos y el último alejandrino. Riman en consonante primero con tercero y segundo con cuarto, quinto y séptimo. El sexto con el octavo y el noveno: 11A–11B–11A–11B–11B–11C–11B–11C–14C.

La introdujo desde la métrica inglesa en el siglo XIX el poeta José María Blanco–White.