Una vez hubo una Navidad

Había una vez un niño muy pobre que no tenía ningún arbolito
de Navidad, su padre era un pobre trabajador
Claro no se puede decir que fuese asalariado, porque no tenía salario
a veces cobraba y podían comprar comida, otras veces la pancita chiflaba.
Lo que pasa en la casa de los pobres…es que comparten lo poquito que tienen con algún vecino que lo pasa tan
mal como ellos.
Pasaron tantas cosas ese mes de diciembre,Primero la empresa donde
trabajaban casi todos los padres de familia del barrio, presentó quiebra, ahora
los problemas eran mucho peor y no hubo manera de encontrar solución.
Los que sabían escribir,redactaron cartas para su municipio, para la misma gobernación civil y por las
dudas al mismo presidente.
No pedían limosnas, pues tenían,dignidad,pero si trabajo y que no los echaran de sus casas por no poder pagar
los impuestos y muchas cosas más.entregar en manos de algunos representantes de los derechos de los vecinos.
Salió una comisión de vecinos,los niños mientras tanto, fueron
a buscar lo que fuese para que mamá pudiera cocinar y no sentir esos mareos y
terribles dolores de cabeza y de barriguitas
Algunos fueron a Restaurantes a pedir sobras y verduras que fuesen a tirar, frutas, lo que fuese sería bien
aceptado.
Unos señores muy bien vestidos y que comían exquisitos platos con desgana, se escandalizaban de la vergüenza de tener
que soportar ante los extranjeros, al ver semejante espectáculo
lamentable…se quejarían seriamente al dueño del restaurante, por dejar a esa
chusma de niños mal nutridos.

Acaso sus madres no eran capaces de alimentarlos mejor.
Gonzalo no pudo evitar oír esa conversación y no sabía donde esconderse, el caso se dio de forma casual, el
señor que criticaba duramente a ese espectáculo era nada menos que el famoso
dueño de una cadena de alimentos libres de productos transgénicos y sólo se usaban alimentos de cultivos
biológicos naturales y sanos, pero deprecios exorbitantes, al alcance de gente de gran poder adquisitivo.

Se dispuso a salir a la gran terraza del restaurante y vio algo que se movía, intentó mirar de que se
trataba,…era Gonzalo.

¿Se puede saber que haces pequeño
rapaz?__Nada malo señor, tenemos mucho hambre__

Acompáñame y cuéntame que hacéis tantos pillos juntos en este importante
restaurante.
Sin dejarse ningún detalle Gonzalo le contó al señor rico que pasaba con su padre y muchos más. Que sus
madres no tenían qué poner en la mesa para darles de comer a los pequeños ni a
sus esposo y que ellas mismas parecían un cadáver.
Fue suficiente para conmover elcorazón de señor rico, pero no sabía cómo hacer ni como empezar.
Lo primero de todo no era acomodar a esos padres en puestos de trabajo, era calmar el hambre…recordó su
niñez en Europa, la guerra y los muertos.

Se equiparon camiones llenos de todo tipo de alimentos y como era Navidad, no faltaron los dulces navideños y
aún había más.
Para cada niño y cada niña hubo regalos, nunca pudieron tener una pelota de verdad, ni las niñas nada parecidas
a todo lo que vieron.
Lo mejor de todo fue, un puesto de trabajo para todos

Nunca volvería a ser igual.


Nora Noemí Zeliz
Pirillo.


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22-oct-2012