No, ya no caben no tienen espacio ya no hay tiempo para buscarles un lugar tengo que apartar estos sueños, apartar esos recuerdos apartar esa piel que cubría mi piel apartar esas caricias apartar esos besos apartar esa mansa ternura que despertaba en los amaneceres en las horas del alba en la claridad del día. Deben esconderse entre los trigales deben pasar desapercibidos entre la lluvia deben silenciarse de noche para ser eternos. tantos sueños en mis ojos, no puedo guardar tantos versos en mi boca... ¡Dios, cómo duele la memoria, cómo queman sus recuerdos!
Hoy me llenan las ausencias que no caben en mi llanto al continuar caminando se acumulan las distancias y las voces resurgen con nitidez en los rincomes. Y este amanecer que me desangra y esta pena que desgarra ya no encuentro el alivio para esta alma desdichada. ¡Dios, cómo duele su recuerdo cómo queman sus memorias!