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Cuando más te necesitaba
3 participantes
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Cuando más te necesitaba
Cuando más te necesitaba
Tú sabes la nostalgia que hay
al filo de todas las cosas;
en el borde de luz
que las dibuja.
Sabes del instante
que se queda
en la memoria,
momento en que duda el corazón
desarropado,
en quedarse o seguir,
por donde lo has dejado.
Cuando sólo tenemos como horizonte
innumerables adioses
y puertas que se cierran,
caminamos orientados a la noche,
a donde nunca coincidirán
nuestras intenciones
¿qué hacer…?
Y el cielo
que pretendía azul;
por alguna razón, se cubrió
de nubes negras.
Sensación de ir
a ninguna parte;
a donde nadie nos espera;
ni existe quién,
tenga para nosotros,
alguna voz que nos reclame
o diga alborozado a otros
“¡miren, aquí llega…!”.
Podría seguir conduciendo
hasta que la vida se me acabe
o hasta que encuentre un sitio
donde me detenga el amor
con su magnífica sonrisa
de PARE.
Porque en cada par de retinas
que nos miran,
hay como una cuestión que se queda
pegoteada,
en pleno centro del alma;
una intención de bajar del auto
nos conmina
a involucrarnos, decididamente,
en su vida diaria;
y dejar, sin tristeza, esta otra,
que estando bien,
no nos acerca a lo soñado
para nada.
Alguna vez,
como el más grande de los orates,
caminaré delante de mí
lanzando a los aires
mi chalina, el chaleco,
el saco;
y mirándome pequeño y con miedo,
ir presuroso a recoger lo lanzado;
para que aprenda a soñar,
mentiré con voz serena:
“cuando radia el sol de amor
no necesitamos de “eso”;
¡no importa qué final venga!
sólo disfrutemos el momento
sea, el mañana, cual sea…!”
Tú sabes la nostalgia que hay
al filo de todas las cosas;
en el borde de luz
que las dibuja.
Sabes del instante
que se queda
en la memoria,
momento en que duda el corazón
desarropado,
en quedarse o seguir,
por donde lo has dejado.
Cuando sólo tenemos como horizonte
innumerables adioses
y puertas que se cierran,
caminamos orientados a la noche,
a donde nunca coincidirán
nuestras intenciones
¿qué hacer…?
Y el cielo
que pretendía azul;
por alguna razón, se cubrió
de nubes negras.
Sensación de ir
a ninguna parte;
a donde nadie nos espera;
ni existe quién,
tenga para nosotros,
alguna voz que nos reclame
o diga alborozado a otros
“¡miren, aquí llega…!”.
Podría seguir conduciendo
hasta que la vida se me acabe
o hasta que encuentre un sitio
donde me detenga el amor
con su magnífica sonrisa
de PARE.
Porque en cada par de retinas
que nos miran,
hay como una cuestión que se queda
pegoteada,
en pleno centro del alma;
una intención de bajar del auto
nos conmina
a involucrarnos, decididamente,
en su vida diaria;
y dejar, sin tristeza, esta otra,
que estando bien,
no nos acerca a lo soñado
para nada.
Alguna vez,
como el más grande de los orates,
caminaré delante de mí
lanzando a los aires
mi chalina, el chaleco,
el saco;
y mirándome pequeño y con miedo,
ir presuroso a recoger lo lanzado;
para que aprenda a soñar,
mentiré con voz serena:
“cuando radia el sol de amor
no necesitamos de “eso”;
¡no importa qué final venga!
sólo disfrutemos el momento
sea, el mañana, cual sea…!”
Re: Cuando más te necesitaba
Estimado El Drac:
Hola, Ambar:
Leer tu entrada me ha reconfortado, son muy bellas tus palabras, destilan mucho amor y cuando se ha vivido en el amor el dolor se hace más llevadero.
Gracias por compartir.-
Un abrazo.
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