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El relojero fantasma
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El relojero fantasma
El Relojero Fantasma
__Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ
Cada mañana regresaba cargando el futuro
demasiado tarde para contarlo en el pasado
antes qué ahora, dónde ni siquiera un valeroso
reloj se hubiese aventurado atravesando las
dimensiones del instante, parte a parte,
sin romper el aislamiento qué callaba gris e
impresionado pudiendo permanecer así mucho
más qué indefinidamente desmesurado.
El mar se agitaba inerte al apuntar el alba
cuándo el viento aconsejó suavemente la
rebelión de las olas del mismo verde rígido
y frío sin encontrar ni la menor huella de la
sal desordenada en sus latidos en la playa
tosca y bárbara dónde pasó el último invierno
el sol sin decir nada de la tarde en un coro
mecánico incapaz de hacerle mal a nadie.
Según dicen qué eso hubiera sido un cuento
de nunca acabar, pero la cosa es qué decidió
irse al extenderse en el espectro brillante de
la piel del aire, y desde entonces no se acerca
de improviso dónde es imposible detener las
gotas del relámpago en la cama obscura qué
suele llegar al dejar las cosas deslizarse por
el abismo unos cuantos pasos en la eclosión
qué se avecina incendiando tenuemente la
noche menos dura con la puerta de la blanca
habitación qué se abre más allá de la pequeña
esquina de los volcanes. Entre trasgo y quimera
midiendo al tiempo entusiasta celosa aparición.
Cabalgando unas inquietas nubes llegaban,
y le traían el mundo de afuera, el desconocido
y felíz mundo al que ya no pertenecía dando la
impresión de que querían ponerlo en aprietos
debido al color del alboroto al abrir la ventana
sin saber lo qué querían con la misma luz
en la esperanza qué llovían solo sequías...
Antes de la crisis cualquier ausencia tejía ilusiones
de nuevos paisajes dentro de una esfera raramente
placentera, justamenbte al mediodía, verdaderamente
excitante por tanto sosiego qué invita a pasar un rato
como si fuera una persona con vida sin disimulo estando
vestida en ropa interior, y salir sin decir nada hasta subir
el tono de voz fumando un anticuado silencio...
Aquella mañana probablemente no iría hasta ver al día
siguiente satisfecho por haber vuelto del bosque a pie
más bien por aburrimiento qué por curiosidad dando
vueltas cada vez más largas en la penumbra extraviada
para decir todas las cosas qué dicen los cementerios
sepultados haciendo un gran esfuerzo por pasar ignorados
medio paralizados continuamente en las plataformas
abrumadas de piedras...
__¡ Cuándo se carece de cuerpo las palabras
viajan solas luego de escribirlas con la voz
adecuadamente teñida !
Pensaba convencido de su propia irrealidad
vacilando sobre la manera de expresarlo.
__¡ Sin cuerpo...¿ Qué duele ? !
Sólo los recuerdos sostenidos por el tiempo qué impacientes
esperan ser descubiertos por el equilibrio inolvidable
ajustado, sin aspaviento, en la inercia inmutable qué de todas
maneras retorna llevando las cosas, y cobrando las deudas
a pesar de sentir alivio ya caminando lejano del hiato y fisura.
Estuvo callado toda la noche, me exasperaba qué creyera
qué existía una ley indestructible como algo sólido a qué
aferrarse, seguro en los momentos difíciles, cómo al
salva-vidas qué no necesitaba, y encaminándose sencillamente
hacia el techo dando vueltas a la pieza en la manifestación
ficticia del asco a la vida por las calles vacías, y diciendo
maquinalmente ya todo está en paz, al cabo de cinco minutos
de ignorarlo, y forcejear con el olvido con arrojo.
En la mañana se fue sonriendo con turbación diciendo...
___¡ No tiene importancia, no son ahora más
que relojes encarnados abrazando perdones !
_____ ¡ La próxima vez qué aparezca espero qué usted
ya no esté siendo el segundo primero !.
__Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ
Cada mañana regresaba cargando el futuro
demasiado tarde para contarlo en el pasado
antes qué ahora, dónde ni siquiera un valeroso
reloj se hubiese aventurado atravesando las
dimensiones del instante, parte a parte,
sin romper el aislamiento qué callaba gris e
impresionado pudiendo permanecer así mucho
más qué indefinidamente desmesurado.
El mar se agitaba inerte al apuntar el alba
cuándo el viento aconsejó suavemente la
rebelión de las olas del mismo verde rígido
y frío sin encontrar ni la menor huella de la
sal desordenada en sus latidos en la playa
tosca y bárbara dónde pasó el último invierno
el sol sin decir nada de la tarde en un coro
mecánico incapaz de hacerle mal a nadie.
Según dicen qué eso hubiera sido un cuento
de nunca acabar, pero la cosa es qué decidió
irse al extenderse en el espectro brillante de
la piel del aire, y desde entonces no se acerca
de improviso dónde es imposible detener las
gotas del relámpago en la cama obscura qué
suele llegar al dejar las cosas deslizarse por
el abismo unos cuantos pasos en la eclosión
qué se avecina incendiando tenuemente la
noche menos dura con la puerta de la blanca
habitación qué se abre más allá de la pequeña
esquina de los volcanes. Entre trasgo y quimera
midiendo al tiempo entusiasta celosa aparición.
Cabalgando unas inquietas nubes llegaban,
y le traían el mundo de afuera, el desconocido
y felíz mundo al que ya no pertenecía dando la
impresión de que querían ponerlo en aprietos
debido al color del alboroto al abrir la ventana
sin saber lo qué querían con la misma luz
en la esperanza qué llovían solo sequías...
Antes de la crisis cualquier ausencia tejía ilusiones
de nuevos paisajes dentro de una esfera raramente
placentera, justamenbte al mediodía, verdaderamente
excitante por tanto sosiego qué invita a pasar un rato
como si fuera una persona con vida sin disimulo estando
vestida en ropa interior, y salir sin decir nada hasta subir
el tono de voz fumando un anticuado silencio...
Aquella mañana probablemente no iría hasta ver al día
siguiente satisfecho por haber vuelto del bosque a pie
más bien por aburrimiento qué por curiosidad dando
vueltas cada vez más largas en la penumbra extraviada
para decir todas las cosas qué dicen los cementerios
sepultados haciendo un gran esfuerzo por pasar ignorados
medio paralizados continuamente en las plataformas
abrumadas de piedras...
__¡ Cuándo se carece de cuerpo las palabras
viajan solas luego de escribirlas con la voz
adecuadamente teñida !
Pensaba convencido de su propia irrealidad
vacilando sobre la manera de expresarlo.
__¡ Sin cuerpo...¿ Qué duele ? !
Sólo los recuerdos sostenidos por el tiempo qué impacientes
esperan ser descubiertos por el equilibrio inolvidable
ajustado, sin aspaviento, en la inercia inmutable qué de todas
maneras retorna llevando las cosas, y cobrando las deudas
a pesar de sentir alivio ya caminando lejano del hiato y fisura.
Estuvo callado toda la noche, me exasperaba qué creyera
qué existía una ley indestructible como algo sólido a qué
aferrarse, seguro en los momentos difíciles, cómo al
salva-vidas qué no necesitaba, y encaminándose sencillamente
hacia el techo dando vueltas a la pieza en la manifestación
ficticia del asco a la vida por las calles vacías, y diciendo
maquinalmente ya todo está en paz, al cabo de cinco minutos
de ignorarlo, y forcejear con el olvido con arrojo.
En la mañana se fue sonriendo con turbación diciendo...
___¡ No tiene importancia, no son ahora más
que relojes encarnados abrazando perdones !
_____ ¡ La próxima vez qué aparezca espero qué usted
ya no esté siendo el segundo primero !.
FORTUNATO- Forero Constante
- Mensajes : 1350
Fecha de inscripción : 26/10/2012
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