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CLOTILDE
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CLOTILDE
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Empujando un carrito Clotilde arremetió la puerta apenas entrecerrada. Abrió las cortinas del amplio ventanal que tenía su vista al patio donde los jacarandaes chispeaban sus celestes flores con el matinal cielo despejado.
Y con voz de trueno dijo: - ¡Hola, hola! ¿Cómo amaneció mi consentido amigo preferido?
- Entre dos luces, es como me siento. Una es el sol y la otra sos vos...
Y emitió una tos ronca... –
-¿Quién yo? jajaja, ¿y Ud. cómo me ve? A ver… Dame el bracito… -
Y con maestría puso el tensiómetro.
Luego le colocó sin decir más el termómetro en la boca.
Luego anotó en la planilla que colgó nuevamente a los pies de la cama.
--Bueno, ahora viene lo más lindo…Voy a bañarlo.
Lo desnudaré, muchacho y no se oponga!!
- No. No me voy a negar… (Y volvió a toser). Soy todo tuyo…
Ella con cuidado le saca la inconfundible bata del sanatorio, que tiene el logo bordado, y en una fuentón rojo remoja la esponja en un líquido jabonoso. Lo sienta con delicadeza y le restriega suavemente el pecho, el cuello, la espalda, los brazos, y las manos.
Con una jarra le lava la cabeza, despaciosamente.
Lo seca bien y lo vuelve a recostar muy lánguidamente en la cama.
Bueno muchachito, te lavaré las piernas… - le dice, y con segura delicadeza procede a la higiene.
- Bueno, cuando digo que lavo todo, lavo todo. A ver el pajarito
--Y si querés, podés hacerlo… Pero no tengas cuidado porque no canta
Jajaja, -ríe Clotilde… -¡Y si se despierta! ¡Me puede sorprender como tantos otros! –y larga una sonora carcajada.
-No. ¡No creo!, ya está completamente caído. Hace tanto tiempo que no canta…-
Sin embargo, mejor que no hable… debe tener muchas historias… jajaja- rió la enfermera.
- Algunas, pero son historias muy viejas. Viejas y muertas como yo mismo.
--No hables pavadas. Vos no estás muerto, muchachito...
- Estoy muy cansado. No quiero vivir….-
-Vamos, vamos, deje de pensar en cosas tristes. Ponga voluntad, mi amigo.
- No tengo ganas…me siento desganado…
La enfermera guardó todo y cuando se disponía a irse, el anciano le tomó la mano y la apretó muy fuerte.
Lo miró y vio que tenía los ojos cerrados. Y notó paz en su rostro. Ni un suspiro ni un gesto. Ni un estertor. Nada.
Clotilde sonrió amorosamente. Se inclinó a besar su frente. Apagó las máquinas, le quitó las agujas del brazo delgado y flácido. Se enjugó una lágrima y con mucho brío empujó el carrito fuera de terapia intensiva.
Re: CLOTILDE
Estimada Amalia:
Los variados detalles de ternura y franqueza en la conversación, el resumen de amor al prójimo en Clotilde, y la entrega dependiente y confiada por parte del enfermito, hacen que el triste e inesperado final de este hermoso relato, pase un poquito desapercibido, a un segundo plano, por decirlo, y prepondere la relación de amistad verdadera que existió entre ambos.
“Lo tierno y verdadero se sobrepone a lo desgarrador”. Me agradó muchísimo leerlo. GRACIAS.
Como siempre digo: disfruto y aprendo.
Te envío un gran abrazo.
Tadeo- Forero Constante
- Mensajes : 404
Fecha de inscripción : 11/08/2013
Edad : 57
Localización : Salta - Capital - Argentina
Re: CLOTILDE
Hola Amalia, un tierno relato que he vivído muchas veces en mi profesión. Los profesionales de la salud, solemos quitar el dolor de los enfermos dándoles nuestro calor humano, los queremos como si fueran nuestros hijos, aunque sean ancianos y con simpatía tratamos de quitar el desaliento de sus almas y cuerpos.
Te dejo mi ternura
Te dejo mi ternura
CECILIA CODINA MASACHS- Moderador
- Mensajes : 8058
Fecha de inscripción : 17/08/2012
Edad : 73
Localización : Valencia-España
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