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Un cuento feliz
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Un cuento feliz
Un cuento feliz
Tengo miedo de banderas, fronteras y tanques de guerra
Tengo miedo de perder la niña que fui, cuando recuerdo las rejas
y la terrible escalera, la cúpula dorada y los murmullos de los inocentes.
Hoy los llaman desparecidos, pero están muertos, muertos...
Tengo miedo bandera-himno-patria-tanque-guerra.
Yo sólo quiero un rinconcito al sol de mi tierra, un ranchito con su ventanita mirando hacia la verja, siempre abierta, pasen amigos, tengo mate y hogaza de pan calentita, tengo mil historias que contarles, pero seguro que no las creerán, porque no se pueden soportar, así que mejor lo dejo aquí.
Ahora les contaré un cuento feliz, lleno de esperanza donde los malos están en la cárcel y los buenos tienen pan en su mesa cada día
Es el deseo de Dios, regalemos un trocito de pan.
Que no pase nunca más.
Nora Noemí Zeliz Pirillo
©Noemí_Alas
©Noemí_Alas
Invitado- Invitado
Re: Un cuento feliz
Mi querida Niemí:
tienes el alma muy pura.
Me enternece la lectura de tus palabras.
Lamentablemente en Nuestra Patria la DROGA hace estragos,
por ella se mata y se vende el alma al diablo.
Y no escucho que el tema se trate. en los niveles gubernamentales...
Estoy en estos momentos escuchando a Nelson Castro, el médico neurocirujano,
que denuncia. Es honesto. Nadie lo escucha. Hace estragos en la vida
de los que la consumen. Y todo pasa bajo la mirada ignota
de los que nos gobiernan.
Y las congregaciones religiosas, me pregunto...
Nadie hace nada.
Y me escribes, con tanta dulzura mientras miro a mi alrededor
tanta podredumbre.
Te quiero mucho, mi niña.
tienes el alma muy pura.
Me enternece la lectura de tus palabras.
Lamentablemente en Nuestra Patria la DROGA hace estragos,
por ella se mata y se vende el alma al diablo.
Y no escucho que el tema se trate. en los niveles gubernamentales...
Estoy en estos momentos escuchando a Nelson Castro, el médico neurocirujano,
que denuncia. Es honesto. Nadie lo escucha. Hace estragos en la vida
de los que la consumen. Y todo pasa bajo la mirada ignota
de los que nos gobiernan.
Y las congregaciones religiosas, me pregunto...
Nadie hace nada.
Y me escribes, con tanta dulzura mientras miro a mi alrededor
tanta podredumbre.
Te quiero mucho, mi niña.
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