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El sueño de Andrés (Cuento corto)
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El sueño de Andrés (Cuento corto)
El sueño de Andrés (Cuento corto)
Andrés era un niño muy pobre, tan pobre que sus ropas estaban rotas y llenas de zurcidos, sus piececitos amoratados de frío, calzaban unas zapatillas rotas por cuyas punteras asomaban sus dedos entumecidos. Los Reyes Magos, jamás pasaron por su destartalada y vieja chabola para dejar el más humilde de los juguetes, y lo más triste de todo era que su madre casi nunca estaba en casa. Ella salía cada día a limpiar y planchar en las mansiones de gentes con mucho dinero. Le pagaban con unas monedas,… pocas, volviendo a su refugio ya anochecido.
Un día Andrés después de comer lo que su madre le dejó preparado antes de irse a trabajar, se quedó dormido. Nunca supo cuando terminó su sueño y cuando volvió a la realidad. Lo que sí fue cierto, es que dos vecinas llamaron a la puerta y le comunicaron que su mami querida había fallecido y que estaba en el cielo.
– ¿Pero dónde está? Yo quiero verla y decirle que venga, que la quiero mucho.
A lo que una de las vecinas le respondió.
– Mira hijito, esta noche sal al campo y cuando estés tan lejos de aquí, donde ya no veas las luces de las casas, mira en el cielo estrellado y busca la estrella más grande y brillante del cielo....Allí estará tu madre esperándote.
El pequeño Andrés se encaminó hacia aquel lugar alejado de la gran ciudad, donde la ausencia de luz, le permitiría ver aquel negro manto plagado de refulgentes brillos. Era muy importante que abajo, a su alrededor estuviera todo oscuro, para localizar en el cielo aquella estrella donde le dijeron que estaría su madre.
Aterido de frío, se irguió y levantando la mirada hacia el cielo, se perdió entre los millones de astros, estrellas, luceros y planetas y ante tantos resplandores, se sintió invadido por la tristeza y la impotencia. ¿Cómo encontraría la suya, aquella donde estaba su madre? Y rompió en acerbo llanto. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón se llenó de hondos suspiros que se fueron espaciando en el tiempo hasta quedar dormido.
En su sueño vestía lindos trajes y relucientes zapatos que mantenían su cuerpo aislado del frío. Decenas de juguetes le mantenía entretenido. Con su caballito al galope recorría los caminos y rescataba a una niña de dorados rizos, de las grandes fauces del terrible dragón que acechaba escondido. Aquel sueño que tubo, duró muchas horas, mas a él le pareció que solo fueron tres minutos ya que cuando despertó, era aun de noche, de nuevo todo estaba oscuro.
El niño elevó su mirada al cielo y al pronto una estrella más brillante y luminosa que ninguna, se desprendió de su manto. Y en su fugaz viaje descendente, cayó detrás de un bosque de cedros cercano. Con la curiosidad propia de los niños, Andrés se dirigió a donde cayó la estrella fugaz, una luminosa luz que se hacía más brillante a medida que el niño se acercaba, le guiaba el camino. De pronto una dulce melodía llenó todo el valle acariciando sus oídos. Y en ese momento una bellísima figura de mujer envuelta en sedosa túnica blanca, e iluminada por un halo de luz se acercó y alargando una mano dijo: Ven Andrés, te llevaré hasta dónde está tu mamá. Se sintió elevado en el aire. Iba volando de la mano de aquella bella hada, su pequeño cuerpo cobraba cada vez más altura hasta perderse en el cielo. Atravesaron varias galaxias, las miles de estrellas guiaban con sus guiños de luz hasta donde se encontraba su madre.
Y al fin llegó…La mano del hada le dejó posado en el camino. Una blanca nube flotaba a ras del suelo y al final del sendero comenzó a adivinarse la silueta de un palacio. Sus muros y paredes eran de alabastro blanco y cristal. Atravesó un gran patio de armas que desembocaba en un gran arco y cruzó la puerta de entrada al castillo y lo que encontró le llenó de júbilo. En él todo era paz amor y felicidad. Su querida mami estaba a su lado, le abrazaba con cariño y le daba dulces besos. Se sentía querido y nada a su alrededor ensombrecía su alegría.
Todo había sido un mal sueño, mas a él le sirvió de gran enseñanza ya que desde ese día el amor y el cariño por su madre habían crecido muchísimo más. Y se prometió a si mismo que en adelante trataría de estudiar mucho, para que cuando fuera mayor pudiera conseguir un buen empleo y con el dinero que ganaría, lo dedicaría para que su madre jamás tuviera que trabajar..
.Andrés era un niño muy pobre, tan pobre que sus ropas estaban rotas y llenas de zurcidos, sus piececitos amoratados de frío, calzaban unas zapatillas rotas por cuyas punteras asomaban sus dedos entumecidos. Los Reyes Magos, jamás pasaron por su destartalada y vieja chabola para dejar el más humilde de los juguetes, y lo más triste de todo era que su madre casi nunca estaba en casa. Ella salía cada día a limpiar y planchar en las mansiones de gentes con mucho dinero. Le pagaban con unas monedas,… pocas, volviendo a su refugio ya anochecido.
Un día Andrés después de comer lo que su madre le dejó preparado antes de irse a trabajar, se quedó dormido. Nunca supo cuando terminó su sueño y cuando volvió a la realidad. Lo que sí fue cierto, es que dos vecinas llamaron a la puerta y le comunicaron que su mami querida había fallecido y que estaba en el cielo.
– ¿Pero dónde está? Yo quiero verla y decirle que venga, que la quiero mucho.
A lo que una de las vecinas le respondió.
– Mira hijito, esta noche sal al campo y cuando estés tan lejos de aquí, donde ya no veas las luces de las casas, mira en el cielo estrellado y busca la estrella más grande y brillante del cielo....Allí estará tu madre esperándote.
El pequeño Andrés se encaminó hacia aquel lugar alejado de la gran ciudad, donde la ausencia de luz, le permitiría ver aquel negro manto plagado de refulgentes brillos. Era muy importante que abajo, a su alrededor estuviera todo oscuro, para localizar en el cielo aquella estrella donde le dijeron que estaría su madre.
Aterido de frío, se irguió y levantando la mirada hacia el cielo, se perdió entre los millones de astros, estrellas, luceros y planetas y ante tantos resplandores, se sintió invadido por la tristeza y la impotencia. ¿Cómo encontraría la suya, aquella donde estaba su madre? Y rompió en acerbo llanto. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón se llenó de hondos suspiros que se fueron espaciando en el tiempo hasta quedar dormido.
En su sueño vestía lindos trajes y relucientes zapatos que mantenían su cuerpo aislado del frío. Decenas de juguetes le mantenía entretenido. Con su caballito al galope recorría los caminos y rescataba a una niña de dorados rizos, de las grandes fauces del terrible dragón que acechaba escondido. Aquel sueño que tubo, duró muchas horas, mas a él le pareció que solo fueron tres minutos ya que cuando despertó, era aun de noche, de nuevo todo estaba oscuro.
El niño elevó su mirada al cielo y al pronto una estrella más brillante y luminosa que ninguna, se desprendió de su manto. Y en su fugaz viaje descendente, cayó detrás de un bosque de cedros cercano. Con la curiosidad propia de los niños, Andrés se dirigió a donde cayó la estrella fugaz, una luminosa luz que se hacía más brillante a medida que el niño se acercaba, le guiaba el camino. De pronto una dulce melodía llenó todo el valle acariciando sus oídos. Y en ese momento una bellísima figura de mujer envuelta en sedosa túnica blanca, e iluminada por un halo de luz se acercó y alargando una mano dijo: Ven Andrés, te llevaré hasta dónde está tu mamá. Se sintió elevado en el aire. Iba volando de la mano de aquella bella hada, su pequeño cuerpo cobraba cada vez más altura hasta perderse en el cielo. Atravesaron varias galaxias, las miles de estrellas guiaban con sus guiños de luz hasta donde se encontraba su madre.
Y al fin llegó…La mano del hada le dejó posado en el camino. Una blanca nube flotaba a ras del suelo y al final del sendero comenzó a adivinarse la silueta de un palacio. Sus muros y paredes eran de alabastro blanco y cristal. Atravesó un gran patio de armas que desembocaba en un gran arco y cruzó la puerta de entrada al castillo y lo que encontró le llenó de júbilo. En él todo era paz amor y felicidad. Su querida mami estaba a su lado, le abrazaba con cariño y le daba dulces besos. Se sentía querido y nada a su alrededor ensombrecía su alegría.
Todo había sido un mal sueño, mas a él le sirvió de gran enseñanza ya que desde ese día el amor y el cariño por su madre habían crecido muchísimo más. Y se prometió a si mismo que en adelante trataría de estudiar mucho, para que cuando fuera mayor pudiera conseguir un buen empleo y con el dinero que ganaría, lo dedicaría para que su madre jamás tuviera que trabajar..
Roberto santamaría martín- Moderador
- Mensajes : 556
Fecha de inscripción : 25/11/2014
A Amalia Lateano le gusta esta publicaciòn
Re: El sueño de Andrés (Cuento corto)
Gracias por su cuento Roberto, es triste pero con un final feliz.
Un saludo.
Un saludo.
CECILIA CODINA MASACHS- Moderador
- Mensajes : 8058
Fecha de inscripción : 17/08/2012
Edad : 73
Localización : Valencia-España
Re: El sueño de Andrés (Cuento corto)
Gracias Sor Lucia por su grata presencia en mis letras y sus amables comentarios.CECILIA CODINA MASACHS escribió:Gracias por su cuento Roberto, es triste pero con un final feliz.
Un saludo.
Un fraternal abrazo
Roberto
Roberto santamaría martín- Moderador
- Mensajes : 556
Fecha de inscripción : 25/11/2014
Re: El sueño de Andrés (Cuento corto)
Encantada de leerte Amigo Roberto.
Un muy buen trabajado relato aunque deja un gusto triste...
Besos y buen fin de semana
Un muy buen trabajado relato aunque deja un gusto triste...
Besos y buen fin de semana
Re: El sueño de Andrés (Cuento corto)
Gracias mi estimada amiga Amalia por pasar y dejar tus cálidas palabras.Amalia Lateano escribió:Encantada de leerte Amigo Roberto.
Un muy buen trabajado relato aunque deja un gusto triste...
Besos y buen fin de semana
Un fraternal abrazo
Roberto
Roberto santamaría martín- Moderador
- Mensajes : 556
Fecha de inscripción : 25/11/2014
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